Pateras se llaman los botes lijeros de caucho o madera en que normalmente caben de cuatro o seis personas. Las bandas de tráfico de personas los cargan, por un dineral, a veces con más de treinta personas que están lo suficientemente desesperadas para arriesgar la huida de África por el Atlántico. Veintiseis personas, sobre todo niños y jóvenes, perdieron así la vida el 14 de febrero de 2009 delante de la costa noreste de Lanzarote. Sólo seis personas sobrevivieron el viaje de la muerte.